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Muchos piensan que al caer el régimen todo volverá a la normalidad, y creo que debemos ser honestos con los ciudadanos, hablarles con la verdad; en Vente Venezuela nos hemos caracterizado por eso, por hablarle claro a la gente. Si en 1958 fue difícil la transición y los primeros años del gobierno de Rómulo Betancourt, que hasta un atentado sufrió, imaginemos solo un poco, como serán estos largos meses de transición después de la caída del régimen.

Lo que hoy estamos viviendo no es una dictadura convencional, ni tampoco la podemos comparar, con la dictadura de Pérez Jiménez y Pinochet. Es un sistema político inédito al que sólo la historia podrá darle un nombre. Un país completamente colapsado en lo económico, en lo social y por  supuesto en lo político, en donde los ciudadanos querrán ver resultados a corto plazo, un grupo económico dejado por el régimen muy poderoso, que querrá en lo posible hacer todo lo que esté a su alcance para que estos regresen y ellos poder seguir enriqueciéndose muy fácilmente,  sin omitir que de igual manera le lanzarán alfombra y puentes al nuevo gobierno, para ver si les brindan la estabilidad y sobre todo el perdón que los deje fuera del brazo de la justicia.

La Asamblea Nacional en las primeras de cambio deberá poner en marcha proyectos de reforma de sus leyes fundamentales que rompan las cadenas para abrir la inversión, generar toda la seguridad jurídica que permita dar confianza a los inversionistas, las reformas agrarias, fiscales, educativas y políticas en donde deberán inhabilitar a todos aquellos que hayan estado ligado a violaciones de derechos humanos, narcotráfico, corrupción, entre otros delitos. No puede quedar impune ningún elemento que haya sido parte del régimen y haya cometido algún delito, inclusive aquellos que hayan ayudado o colaborado con la caída del régimen, pero que en su momento contribuyeron a generar por acción u omisión todo este desastre, ellos también deberán ser inhabilitados para ocupar cualquier cargo público.

Es importante saber, que como en todo proceso de transición al cabo de algunos meses, el país entrará en un proceso de convulsión social, llámese manifestaciones, huelgas, protestas, disturbios, etc., naturales como cualquier reacción de cambio, entendiendo que todo cambio genera reacción. Como decía al principio, aún quedarán muchos con mucho plata mal habida, queriendo hacer todo lo posible por regresar, y serán factor determinante para provocar desestabilización en el país, amparados por algunos grupos políticos que inclusive hoy adversan al régimen, pero que en este nuevo cambio del sistema político se verán en riesgo de no figurar, porque cuando todo caiga y se destapen todas las ollas, muchos de ellos se irán viendo comprometidos y al no verse dentro de la nueva clase política que llevará las riendas del país por los próximos 100 años, entonces preferirán jugar también a la desestabilización y serán parte de la oposición de ciertas medidas incomodas tomadas en la transición, pero necesarias para poder transformar todo el sistema político e inclusive económico si hablamos de un modelo liberal.

La Argentina de Macri, es un ejemplo a seguir. No se aplicaron las medidas económicas y sociales correctas para atacar el socialismo clientelar y al tratar de llevar dos modelos completamente diferentes al mismo tiempo, sin dar el tratamiento necesario para  finalmente lograr imponer un modelo capital, termina entonces el socialismo devorando cualquier medida antes aplicada.

Es por ello que en la transición se deberá contener rápidamente este modelo fracasado, aplicando todas las medidas desde el primer momento dejando por último los subsidios, becas y ayudas que se deberán ir minimizando una vez el país salga de la recesión, del enorme gasto público y para ello debe entregar en concesión o privatizar las empresas del Estado. Esto seguramente y en gran medida se desarrollará en el primer gobierno que surja de las elecciones libres una vez terminada la transición, pero las medidas económicas y sociales deberán ser tomadas no pensando en el costo político por no ser medidas populares, sino en el futuro del país que deberá arrancar una vez pase la tormenta de la convulsión social a raíz de los cambios impuestos, pero necesarios en la transición. Nadie a ciencia cierta  sabe si será necesaria una segunda transición. Lo que si debemos de estar claros, es que la etapa de transición debe ser fundamentalmente para la estabilización del país y que el nuevo gobierno que asuma, se dedique a crear el modelo político, económico y social que él o ella consideren como plan de desarrollo para el país y que será comprado por los ciudadanos en su campaña. Y digo esto porque la transición deberá soportar todos los embates de inestabilidad social, política y económica del país en un proceso de ajustes para llegar a la calibración necesaria de la nación y así poder entregar un país medianamente equilibrado, institucionalizado y depurado al próximo gobierno. 

(@JesusFariasVen)