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Cuán importante son los libros como anales de la historia. La tendencia de las personas que poco practican el buen hábito de la lectura tienden a olvidar rápidamente los sucesos que en el tiempo se ubican relativamente cerca, así como otros remotamente lejos. Le denominamos en el coloquio «problema de memoria muy corta».

Mucho se ha comentado y hasta especulado acerca de la presente pandemia. Tanto, que hay los osados que se atreven a especular dando razones infundadas o sobre la base de realismo mágico que nos cubre en los medios, gracias a quienes llaman al ejercicio de tergiversar la verdad, el oficio de un buen comunicador social. 


A continuación, una acuciosa investigación realizada con el invaluable apoyo de don Ricardo Aro Durán, cronista sentimental de Sabaneta de Barinas, quien es coautor del presente artículo, sin ánimos de escandalizar, ni de creernos dueños de la verdad.


La guerra grande entre los antiguos griegos fue la llamada “Guerra del Peloponeso”, entre las ciudades de Atenas y Esparta. La táctica de Atenas fue no atacar a Esparta con su ejército, entrando al Peloponeso.
En cambio, los espartanos casi todos los años entraban al Ática cuando los trigos comenzaban a madurar, destruyendo las cosechas y obligando a los campesinos a refugiarse dentro de la ciudad de Atenas.


Este amontonamiento de gente en la ciudad de Atenas, especialmente en el espacio que dejaban los muros paralelos a lo largo de la carretera que iba al puerto, causó epidemias comparables con las que aparecieron en las acumulaciones de refugiados después de finalizada la primera Guerra Mundial en los años 1918, 1919 y 1920.


Nota de don Ricardo: “Fueron los años de la gripe española, que causó 40 millones de muertos”. Hagamos un ejercicio de comparación: ¿acaso no es un fenómeno parecido lo que viven muchas ciudades y pueblos en China, donde se origina el virus de la actual pandemia, con una explosión demográfica y superpoblamiento incomparable con otras naciones del mundo, donde la densidad de personas por metro cuadrado es algo asombroso sólo comparable con la India?


Para el año 481 (siglo V antes de Cristo), el historiador ateniense Tucidides, hace la siguiente reseña histórica de la peste de Atenas:
“La peste del año 481 (a. C.), hizo más estragos que todos los ataques de los espartanos juntos. Quiero hablar de ella, para que el médico que sabe de medicina manifieste si es posible averiguar de dónde vino este mal y que causas pudo haber bastantes para ocasionar tan grandes estragos. Por mi parte diré cómo vino, de modo que cualquiera que leyere lo que yo escribo, si de nuevo volviese, esté avisado y no alegue ignorancia. Hablo como quien lo sabe bien, pues yo mismo fui atacado por este mal y vi a los que lo tenían aquel año, fue excepcionalmente sano y libre de otras epidemias, pero si alguien tenía algún mal, enseguida se le convertía en peste”.


Nota adicional de don Ricardo: “Pesimismo y sugestión, como sucede actualmente en pleno siglo XXI después de Cristo”.

Y continúa el historiador Tucidides: “Los que estaban sanos, veíanse súbitamente atacados, sin causa aparente de enfermedad. Primero sentían un fuerte dolor de cabeza y los ojos se ponían rojos, la garganta encendida y la respiración se hacía difícil; ronquera, mal del pecho, tos con flema y seguían un sollozo y un espasmo que a unos les duraba más que a otros”.


Nota de don Ricardo: Y el coronavirus del año 2020, después de Cristo, ¿qué vaina es, no es la misma vaina?


El cuerpo por fuera no estaba muy caliente, ni amarillo, y la piel se ponía encarnada, llena de fístulas pequeñas – algunos morían a los siete días, otros a los nueve días. Si pasaban este término, descendía el mal al vientre, causándoles flujo con dolor continuo, muriendo muchos de extenuación. Esta infección se manifiesta primero en la cabeza y después discurría por todo el cuerpo. Algunos quedaban ciegos o mancos; otros perdían la memoria y no conocían a sus parientes, ni a sus amigos. La enfermedad se comunicaba a las aves que suelen comer carne humana. (Nota: Era el siglo V a. C., y sin duda alguna el historiador se refería a los zamuros o zopilotes, como se les conoce en México. Misterios de la naturaleza que aún la ciencia no ha podido descifrar.

El zamuro es un animal de carroña que, en su inmundicia labor asignada desde la Creación, sabe que no toda carne en descomposición puede ser saludable para su alimentación. La carne de este animal no se sabe por qué oculta razón no se descompone, ni le caen gusanos, ni moscas. Zamuro no come zamuro (o tal vez sí, en época de pandemia revolucionaria), por lo que no se lanzaban estos sobre los muertos y lo mismo diremos de los perros, por lo cual se puede conjeturar la fuerza de este terrible mal.


Nota de don Ricardo: Italia y España son ejemplos actuales. ¿Son cíclicas el coronavirus y otras pandemias? ¿Dónde queda la teoría que estas enfermedades son bíblicas, si la peste de Atenas ocurrió en el año 481 antes de Cristo?


No cabe duda que las pandemias se deben a gran “amontonamiento de gente”, como lo describe el historiador, y no es casualidad que la ciencia médica recomiende para ataque preventivo y lucha frontal, el confinamiento en cuarentena.


Una lección para la posteridad: las guerras, además de las víctimas por la acción de las armas, deben sumar los caídos por la acción de las epidemias y males que ocasionan en los desplazados, en quienes huyen de forma pavorosa de los territorios en tal acción fratricida. Es el caso de quienes deciden lanzarse al mar hacia las playas de Europa, huyendo de países convulsionados en África o el Medio Oriente.


De allí que esta pandemia se le compare con una nueva conflagración mundial muy discreta, muy disimulada sin disparar una bala. Y persisten aun los testarudos y cabeza dura que añoran andar en las calles como rebaño o manada de reses.


Hemos querido copiar estos párrafos, (en la conmemoración del Día Mundial del Libro, redundaríamos en resaltar la importancia del mismo en la memoria de la humanidad), porque además de describir la tragedia de Atenas, dan una idea del espíritu observador de los griegos en su tiempo.


La descripción de la peste de Atenas es la primera exposición metódica de una enfermedad casi como podría hacerla un médico de nuestros días. No olvidemos que fue en el siglo V (a. C)., es seguro que un buen internista moderno con los fragmentos que hemos copiado y los que hemos dejado de copiar, formularía el diagnóstico de la epidemia sin mucho margen y gran peligro de error.

Coordinador municipal de formación de cuadros DEM Alberto Arvelo Torrealba


Fuente consultada no digital: Tomo III “Historia del mundo” de SALVAT Editores – Mayorca, España. 1982.