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(Lechería. 15/05/2020) En la misma medida que avanza la política de confinamiento, avanzan también las acciones de los apaciguadores para tratar prolongar la permanencia del régimen en Venezuela.

No debería sorprendernos cuando anuncien la convocatoria a realizar elecciones para renovar los diputados a la Asamblea Nacional. El régimen esperará que estemos más debilitados, producto del confinamiento, para dar un zarpazo y terminar de apoderarse de la única institución legitima que es reconocida por las democracias del mundo, y de la cual se deriva la legitimidad de nuestro presidente interino Juan Guaidó.

El tiempo no está de nuestra parte, cada minuto se profundiza el Estado fallido, no hay Estado de Derecho, se ha cedido el control sobre el territorio, y no se garantiza la seguridad o supervivencia de los venezolanos. No subestimemos la maldad y caigamos por inocentes, mientras el régimen nos mantiene como rehenes en nuestras casas, ellos siguen ejecutando sus planes y lo que es peor, ganando tiempo. Su apuesta es resistir hasta ver el resultado de las elecciones en los Estados Unidos, apostando que el presidente Trump pierda las elecciones, con lo cual perderíamos a uno de nuestros principales aliados en la lucha por restablecer nuestra democracia, así como perdimos los aliados en la presidencia de Argentina y de México en su momento.

Por estas consideraciones, sorprende ver cómo en estos momentos cruciales en la lucha por desalojar la usurpación y a sus bandas del poder, nos encontremos venezolanos auspiciando fórmulas que debiliten las opciones políticas de nuestros principales aliados. Cínicamente nos piden a todos remar en la misma dirección, pero omiten develar cuál es la fórmula que promueven, y ante la primera dificultad de la presidencia interina, no dudan en desmarcarse y sin esperar las explicaciones asumen como propia la narrativa de los usurpadores.

Sus posiciones públicas y privadas evidencian su desprecio las opciones de fuerza que sirven para presentar una amenaza creíble o la conformación de una coalición liberadora, que dentro del marco de los acuerdos vigentes suscritos por Venezuela como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) o la Convención de Palermo servirían para presionar y lograr la solución a nuestro conflicto, y que corresponde al presidente interino invocar, sin más dilaciones, porque vacilar es perdernos.

Los capitanes de las derrotas, pretenden asumir una superioridad moral que está en entredicho, por no rendir cuenta por sus equivocaciones y errores, pero aun así,   pretenden comparar nuestro inédito conflicto político a lo vivido en otros países en el pasado, cuando la verdad es que por la naturaleza y asociación de grupos criminales que se distribuyeron el territorio de Venezuela, nuestro caso es un conflicto político mucho más complicado que cualquier otro, ante el cual se requieren soluciones inéditas y contundentes para ponerle fin a esta era del terror, antes que sea demasiado tarde y logren sus propósitos de expandirse en el hemisferio.

Presidente Guaidó, emancipase de una buena vez y asuma lo que es harto conocido por todos, invoque y convoque a todas las fuerzas democráticas dentro y fuera del país para conquistar la libertad.

@pgalvisve