En una sociedad donde impera el pragmatismo, el ver a cientos de dirigentes políticos que se saltan de un bando a otro sin el más mínimo pudor, y de los cuales le son conocidas tramoyas de corruptelas, es algo ya tan habitual que un lector promedio tiene para escoger su ejemplar.
El problema con los camaleones es que se inmiscuyen en legítimos movimientos de ciudadano que buscan un objetivo para mejorar el país pero al final lo que hace es infiltrarlo, torpedearlo y acabarlo. Ejemplos abundan, víctimas muchas, pero lo más triste es ver a “ciudadanos” que saben del camaleón pero no les importa porque para algunos de ellos representa el referente a seguir y otros para ver cómo se mete en la jugada.
En una sociedad que ha sido permeada por pensamientos colectivistas, que le han dicho que todo se lo merece sin hacer mucho esfuerzo, y que si te arrimas a un buen árbol (politiquero) que te dé sombra, siempre tendrás lo que quieras y necesites. Es difícil (no imposible), reprogramarlo para que se percate de otras visiones, por ello la importancia de todos para hacer llegar ideas que han funcionado en otras latitudes.
Los venezolanos que están en naciones estables conocen bien el por qué en esos países funciona el Imperio de la Ley, esperemos que al lograr salir del régimen sean de los que más apoyen desde donde estén para que aquí también impere el Estado de Derecho. Igualmente hay quienes lo hacen desde afuera, informando verazmente y desenmascarando a falsarios que dicen trabajar para la recuperación del país. Pero la verdad también hay muchos que buscan taparle las cagadas que hacen, develando así sus profundas conexiones con los más altos jerarcas del régimen criminal.
A buen entendedor, pocas palabras.
Lic. José Francisco Marcano S.
@jfmarcano
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