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¿Qué le escribes a tu madre? Una mujer de 40 años (en sus sueños porque ya paso de los 50) y sigue luciendo como una reina, la más hermosa de todas, con una sonrisa resplandeciente que engalana todo a su paso y  un alma bondadosa que cada día me impulsa a dar lo mejor de mí; ella es lo más cerca que conozco de la perfección, un ser lleno de honestidad que ahora se ahoga en un charco de corrupción, su educación y calidad humana se sienten heridas al ver como todo a su alrededor se salpica cada vez mas de este régimen comunista y dictatorial.

Mi mamá padece depresión producto de la situación país. Si, lo sé, el 80% de los venezolanos se encuentran en el mismo estado. ¿Y cómo no? En un país minado de ratas donde no existe motivación alguna para actuar de la forma correcta y honrada, pues quienes lo hacemos sufrimos las consecuencias de la injusticia reinante, mientras observamos con impotencia como las calles se llenan más de malandros con chequera.

Son pocas las personas cultas con las que vale la pena conversar en un país donde el huracán “patria” piso tan fuerte que a su paso solo dejo escombros de una sociedad mediocre, ignorante y conformista, que como las ratas que son deciden abandonar el barco sin ni siquiera intentarlo, prefieren abandonar sus raíces y dejar sus expectativas en manos ajenas a enfrentar el problema y seguir luchando por un mejor país, que fácil se les hace fingir demencia ante la crisis que atraviesa su hogar, resignándose a rendir pleitesía a un gobierno putrefacto y dejar que sea la cochambre de la sociedad la que sale a flote.

La Depresión es quizás una de las enfermedades más letales, se subestima y pasa desapercibida; Es un estado mental que ataca y contamina de cáncer todos los pensamientos de una persona, mientras la tortura lentamente despojándola de sus anhelos de vida. El pensar en lo difícil que se hace para una mente sana mantener la cordura ante un momento de crisis nos puede dar una idea de lo aún más difícil que resulta esto para una mente lastimada.

La depresión y el chavismo, ambas enfermedades que no se detectaron a tiempo, ambas subestimadas y no tratadas con la importancia que se merecen, ahora pasan factura. Así, como la revolución bolivariana, la enfermedad de mi mamá nos consume día a día, los psicotrópicos y la ayuda profesional solo han actuado como la inútil y falsa oposición, disfrazando la enfermedad y llevando a mi mamá a una rutina conformista, manteniéndonos a sus hijos como victimas culpables que, así como el pueblo de Venezuela no han sabido encontrar, ni el tratamiento indicado, ni el especialista correcto para sanar la enfermedad.

¿Porque un hombre profesional y responsable se ve en la necesidad de dañar su dignidad humana y convertirse en un “gasolinero” para asegurarle a su familia una “calidad mínima de vida”? En Derecho esta situación se justifica bajo una figura jurídica conocida como Estado de necesidad, los venezolanos no contamos con condiciones mínimas para construir una vida prospera y ajustada a Derecho y como única solución a nuestros problemas solo buscamos la forma de sacarle provecho al sucio aparato que nos gobierna o en su defecto abandonar el barco.

Pero ¿Cómo le pides a un ser humano que se resigne a vivir bajo lo que parece ser el legado eterno de “Chávez”? La elección de un pueblo ignorante que no supo educar lo suficiente su mente como para prevenir el cáncer que nos consume o al menos para haberlo detectado a tiempo. ¿Cómo le pides que se quede a luchar? cuando las únicas voces que hicieron eco de la enfermedad fueron exiliadas, privadas de su libertar o simplemente silenciadas por la muerte.

Se me hace imposible inyectar en el alma de mi madre una gota de esperanza, ¿Cómo le hago entender que los momentos de Dios han sido perfectos? ¿Cómo le explico que a las personas que no hemos doblegado ante el gobierno se nos retribuirá tanto esfuerzo y paciencia con oportunidades y abundancia? ¿¡COMO!? Cuando notas que él revendedor de gasolina o él inmigrante que se olvidó de su hogar, de pronto, de la noche a la mañana, pasan de no tener ni pa‘ un chicle a dejar de lado la crisis para no voltear ni a considerar a sus hermanos que aun la padecen.

La ética y la moral sucumben cuando “la mala vida” resulta no ser tan mala después de todo; Es en ese momento en el que dejamos de encuadrar en un estado de necesidad en virtud de una relación de causalidad que nos demuestra como tristemente la desgracia humanitaria es consecuencia directa de nuestras acciones, del egoísmo de muchos. ¿Cómo esperamos que nuestro país cambie si nos concentramos solo en buscar la forma de resolver nuestra vida lejos de la bandera tricolor?

No hemos sido buenos hijos de Venezuela, he llegado a la conclusión de que al venezolano no se le privo de su libertad, por el contrario, se le dio libertad en exceso, se le dejo actuar justo como quería, sin ley, sin disciplina y como buenos venezolanos hicimos fiestas con el país, así, como también hicimos fiestas en el exilio; El venezolano se convirtió en ese pana que te pide posada por una noche y termina invadiendo tu casa, con su esposa, la suegra, sus tres hijos y el cuñado, por un mes; ante esta invasión los pueblos hermanos reclaman se cierren las puestas para los faranduleros, y se conserve el exilio solo para los valientes que lucharon hasta el final y agotaron ya todos sus recursos y medios de defensa contra el Cáncer.

Así de fácil nos golpea, de nuevo, justo en la cara los restos del comandante, el cáncer que lo arrastró al infierno nos dejó secuelas ¡A TODOS POR IGUAL! Con la diferencia de que las personas honestas observan, resguardadas en la confianza y el optimismo, como se desmorona toda la tiranía chavista y para fortuna de pocos y desgracia de muchos la cura no dejara rastros del Socialismo Revolucionario, será tan potente la cura que arrasara tanto con el falso opositor que intercambio vidas inocentes por sus asquerosos y egoístas intereses personales, como con aquel que se respalda en la inflación para robarle a un hermano o peor aún abandonar su hogar.

Solo si dejamos nuestra fuerza en el campo de batalla hallaremos refugio en el exterior, el exilio es también para los guerreros es por ello que debemos ser merecedores de él, y desde él seguir trabajando por la libertad, de lo contrario formaremos parte de los cobardes que dejaron desangrar su patria y dejaron sus ilusiones en el olvido o peor aún en las manos equivocadas.

Quiero pedirle a mi madre y a Venezuela que no desesperen, que se enorgullezcan de sus hijos y depositen su confianza en ellos, sus sacrificios no han sido en vano y les serán muy bien recompensados.

Quiero demostrarles que mientras día a día la tiranía que nos secuestra pierde más fuerza, las calles del mundo entero se encuentran también repletas de personas buenas, de chamos que hemos sabido cultivar en la tierra fértil de nuestra patria las herramientas necesarias para luchar contra el cáncer.

Los jóvenes venezolanos nos hemos enfrentado a la Odisea que representa ser estudiantes en un país en caos, y al difícil trauma que sin duda alguna ha sido huir hacia lo desconocido en busca de paz, en ambas batallas hemos resultado victoriosos.

Venezuela: Tocamos fondo, sin duda alguna los venezolanos aprendimos nuestra lección, ya no perderemos más tiempo en las calles desperdiciando vidas valiosas, nos hemos nutrido de la desgracia que tuvimos el privilegio de vivir, afilamos nuestras armas, pero no para derrocar un gobierno que el mismo Karma se está encargando de desmantelar, estamos listos para hacerle frente a la verdadera lucha, reconstruir y sanar las ruinas que ha dejado el “Cáncer de la Deprimente Patria Socialista”.

El mundo entero también aprendió su lección, en cada rincón del planeta encontramos muestras de lo que verdaderamente significa solidaridad y tolerancia humana. Lo peor ha pasado, vienen tiempos de cambio y aunque el proceso de sanación será lento y doloroso, cuentan con nosotros (sus hijos) listos para acompañarlas en todo momento.

Tanto mi mamá como Venezuela están enfermas, ambas necesitan muestras de amor, que les recuerden que son hermosas y que vale la pena luchar por una vida junto a ellas, que están llenas de educación, clase y muchísima firmeza, han soportado un cáncer y necesitan manifestaciones de apoyo por parte de sus hijos. El manto que cubría a los venezolanos y los respaldaba en un estado de necesidad se vino abajo, es el momento de exigir el cambio o ganarnos el exilio, porque solo aquellos que demuestren amor a su tierra encontraran oportunidades y éxito lejos de ella, los demás, así como se conformaron con una soberanía secuestrada tendrán que conformarse con las miserias que reciban por lastima en el extranjero.

@AVecesGoyo