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Si bien sabemos que el régimen obligó a millones de Venezolanos a pensar en salir del país como opción de supervivencia para brindarle un mejor ambiente de vida y oportunidad de crecimiento económico a sus familias, en resumen, lo que llamamos “darles una mejor vida”, conocemos cientos de amigos y familiares que hoy están en el exilio, con sus historias concluimos que es otra manera de estar presos. Cuando debes trabajar incansablemente porque nada es tuyo, llevas una vida arrendada aparentemente mejor, pero se guardan muy en reserva el desgarre en el alma por la lejanía con las familias.

Hoy en día hay quienes tienen más de 5 años que no ven a sus familiares y amigos, muchos no han tenido la oportunidad de despedir a quienes ya han partido sorpresivamente; tanto hijos a sus madres, como madres a sus hijos que por accidentes han muerto en el extranjero.

Cambias de país, pero solo cambian los problemas con un poco de mejor condición de vida. ¿Cuál es el precio del exilio? ¿Cuánto tiempo tienen que esperar para volver a respirar el aire de nuestra tierra y el abrazo de su gente? Un abrazo que al volver te devuelve el alma y las ganas de vivir.

Este régimen  condenó al exilio a millones de venezolanos, convirtiendo los títulos en solo cuadros colgados en la pared, con conocimientos extintos por ejercer cualquier otra actividad muy lejos de su profesión, familias virtuales, abrazos virtuales y caminar por las calles parece una película que jamás nos imaginamos ver.

Escuchar un «¿hasta cuándo?» es más frecuente que los buenos días. Estar en las calles con la necesidad de buscar el sustento del día, ya que no solo están limitados a las condiciones económicas y sociales, porque ahora los horarios de sometimiento por la pandemia te limitan al tiempo de lograrlo; es una carrera permanente por sobrevivir, por lograr algo que al final del día, de igual manera causa frustración. Inexplicablemente, la esperanza se diluye en promesas políticas como la llegada del Interino como Mesías, marcando una ruta que avivó la esperanza terminando en una ruta perdida.

Todos sabemos cuál es el camino, que solo sacando este régimen del poder se restaurarán los poderes en el país, llegará la justicia y cesará la violación de los derechos humanos abriendo paso a una transición que brinde garantías electorales.

Cambiar la mentalidad que desde más de 20 años viene el régimen manipulando es algo que se restaurará generando buenas condiciones de vida y seguridad.

Solo así los venezolanos que hoy se sienten presos en el exilio encontrarán el camino de regreso a su patria, a nuestra Venezuela amada.