Desde 2005 en Chile se contratan créditos a 40 años, según confirma el Banco BBVA controlado por el grupo español Bilbao Vizcaya Argentina. Los nuevos préstamos hipotecarios cubren hasta el 100% del valor de las viviendas, al igual que en Gran Bretaña, Japón y la propia España. La gran pregunta es, ¿Por qué eso no es normal en todos los países latinoamericanos?
¿Acaso hay impedimentos culturales o biológicos para lograr estos beneficios? Por supuesto que no.
Nuestra triste situación tiene dos salidas para crecer y desarrollarse: atraer inversiones y exportar productos con mayor valor agregado, como lo han estado haciendo desde hace más de 40 años China, India, Chile, Polonia, Irlanda, Republica Checa, Letonia, Singapur, y todos los demás países que están creciendo y reduciendo rápidamente la pobreza, o caer en el engaño populista de los comandantes del micrófono que, como Chávez y Castro, culpan a otros por la pobreza en nuestros países, para justificar sus rotundos fracasos y perpetuarse en el poder. De Maduro ni hablar, porque nada que ver con sus «discursos» virtuales.
Ninguna nación progresa dando golpes en la mesa y ahuyentando al Capital, eso es basura eterna de la extrema izquierda ladrona y hamponil. Quienes no aprovechan la globalización, producen más miseria y destrucción. Mírense en nuestro espejo al haber subido nuestra pobreza extrema en más del 70% gracias al Castrocomunismo Narcotraficante y Terrorista.
En Cuba no se permite el menor espacio independiente para evaluar las cifras alegres del gobierno, al igual que aquí. ¿Hay esperanzas para salir de esta pesadilla, para el renacer Latinoamericano? Por supuesto que sí, siempre y cuando nos fijemos más en nuestro alrededor y menos en la punta de la nariz.
Estamos en el siglo Asiático donde la clave es la competitividad. Para esto, hace falta que los países y las empresas atraigan inversiones productivas y busquen nichos de Mercado donde puedan insertarse en las economías más grandes del mundo, como lo continúan haciendo con gran éxito los asiáticos.
Un asunto que sincera nuestro desarrollo, es no compararnos con nuestro propio desempeño en años anteriores, en vez de hacerlo con relación al comportamiento de otras economías en otras partes del mundo. Eso sería muy estimulante para superarnos y competir internacionalmente, como hacen ellos. En una economía global, donde los países compiten por mercados de exportación y una reserva limitada de fuentes de inversiones, medirse con el desempeño de uno mismo en el pasado, es engañoso. Si otras regiones están creciendo más aceleradamente y sentando bases más sólidas para el crecimiento a largo plazo, al incrementar sus estándares de educación, por ejemplo, uno se puede quedar más atrás y crecer cada vez menos. El que algunos países latinoamericanos hayan crecido en estos últimos años, fue por el crecimiento de China, India y Estados Unidos al demandar más materias primas, no porque nosotros lo hicimos con más exportaciones de productos terminados. Ya sabemos y sufrimos al haber recibido una colosal fortuna por los aumentos de precio del barril de Petróleo vilmente robada, regalada y desperdiciada por Chávez y su equipo de ladrones.
Por esas razones es que a pesar de que algunas economías crecieron a una tasa anual del 4%, nuestros competidores lo han hecho a más del 8% anual, creando a la vez industrias de exportación de bienes de alto valor agregado, con las que están conquistando los mayores mercados del mundo.
Continuará…
Humberto Corradi G.
Economista.