Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

(Tucupido. 25/11/2020) Tucupido ha cambiado con el pasar de los años. Cada calle marca una nueva cicatriz cada día: Un hueco nuevo, un nuevo tubo roto, una nueva casa vacía o una nueva familia separada por la migración. Hace 20 años Chávez prometió el atraso y hacia el atraso seguimos avanzando. Hoy somos un pueblo radicalmente  devorado por el socialismo criminal y la situación nos exige respuestas radicales.

Algunos le tienen miedo a la palabra radical, pero radical -que quiere decir “de la raíz”- es el cambio que debemos dar si de verdad soñamos con una transformación profunda de nuestra sociedad, de nuestra manera de concebirnos, de nuestra manera de relacionarnos, de nuestra manera de producir y de nuestra manera de intercambiar con el mundo.

Algunos dicen estar dispuestos a hacer lo que sea para salir de Maduro; pero ¿Estamos listos para lo que viene después? ¿Tenemos ideas para aportar a esa transformación radical necesaria? ¿O, simplemente, solo anhelamos cambiar un color por otro o un corrupto por otro? ¿O un socialismo por otro?

Yo no visualizo al Tucupido del futuro como el que tuvimos en el pasado. Yo visualizo un Tucupido totalmente distinto, totalmente mejor. Un Tucupido transformado en una ciudad agrícola, con una solidaridad basada en la construcción de nuestra prosperidad para tener mucho que aportar. Yo no sueño el Tucupido Casas Muertas, sino el Tucupido que trasciende y se hace referencia positiva en el país. Para eso tenemos capital humano, planes y proyectos; cuyos objetivos son retener el talento local, atraer las mejores inversiones de afuera y aprovechar los recursos (no solo económicos) de nuestros tucupidenses por el mundo.

Para muchos esto no pasa de ser simples sueños, pero para mí y para tantos tucupidenses que han conectado con esta aspiración, es un anhelo posible y una misión irrenunciable. Un propósito, que parte de una transformación de muchas mentes y corazones, que implica nuevas concepciones de vida y que necesita del aumento de nuestra ambición.

No estamos mandados a esperar por nadie para arrancar nuestros sueños. Tucupido es nuestro. Destruido nos duele a nosotros, de ello hemos aprendido nosotros y seremos nosotros –con la colaboración también de capital foráneo- quienes lo convertiremos en un Tucupido liberal.

Con metas, sueños, proyectos, innovación y esfuerzo cada tucupidense podrá transformar su vida y su entorno. Así, entre todos, haremos ese sueño realidad, en un círculo virtuoso de libertad, innovación y riquezas.

De este es el tamaño de nuestro compromiso, esta es nuestra ruta y esta es nuestra urgencia.

Adrián Hernández