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Una aproximación a la comprensión de la Operación para la Paz y la Estabilización (conocida por sus siglas, OPE) conduce a la asimilación de su definición, por lo que basados en su establecimiento, es necesario conocer su contenido y alcance consistente en un conjunto de acciones coordinadas en los ámbitos diplomático, militar, humanitario, financiero, judicial, comunicacional, tecnológico, de inteligencia, político y cívico -de carácter nacional y multinacional-, que busca la salida de la cúpula y los grupos criminales del poder en Venezuela. 

Con esto, se propone la implementación del Principio de Responsabilidad de Proteger (R2P) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el derecho internacional de los Derechos Humanos y en mecanismos regionales como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Tiar) y otras alianzas subregionales para enfrentar amenazas comunes.

En ese orden, se trazan los principales objetivos de la OPE orientados a restablecer la soberanía nacional, cesar la usurpación de los poderes públicos, detener la violación masiva y sistemática de los derechos humanos y enfrentar la crisis humanitaria compleja en Venezuela. Con ello, se busca prevenir un conflicto armado en el país y la expansión de las operaciones de los aliados criminales de la tiranía a otros Estados de la región.

Un aspecto relevante de la OPE es el proyectar un carácter multifacético, lo que implica que esta no se encuentre bajo la égida de una sola organización, sino la participación concertada y colaborativa de actores de distintas nacionalidades e índoles, a decir de: Estados, mandatarios, organismos internacionales, agencias, entidades financieras, tribunales internacionales, medios de comunicación, grupos de inteligencia, ciudadanos, personalidades, comprendidos en un proceso que consta de tres fases determinantes como son: la concientización interna y externa sobre la necesidad y viabilidad de la operación; la salida de los grupos criminales del poder y la instauración de un Gobierno de Transición desvinculado del régimen saliente que re institucionalice al país. 

En consecuencia, la OPE -en esencia- configura la combinación de la fuerza interna compuesta por los venezolanos dentro de Venezuela, y la fuerza externa de los venezolanos fuera del país junto los aliados extranjeros, cuyo fin es avanzar al Gobierno de Transición, que es la última fase de esta operación.

Como se puede ver, el trazado en mención comprende los fundamentos de la trilogía que desde el inicio fue anunciada desde el gobierno interino, es decir: Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, observando que por intereses mezquinos y grupales, el liderazgo responsable de tales acciones abandonó dicho trazado sustituyéndolo por los diálogos y demás acciones que han evidenciado la cohabitación de dicho liderazgo con el régimen, incrementando la desconfianza de la ciudadanía en la dirección política pseudo opositora y la desesperanza adquirida derivada de tales acciones ajenas al sentir de la mayoría.

Bien lo ha destacado la líder María Corina Machado en diferentes pronunciamientos, al exponer: «Por todo esto, queda una única alternativa para desalojar definitivamente al conglomerado criminal que desarrolla un conflicto no convencional y totalmente asimétrico en contra de los venezolanos, y es la conformación de una coalición internacional que despliegue una Operación de Paz y Estabilización en Venezuela (OPE)».

Desde hace meses María Corina viene hablando al país y al mundo que «sin duda, una Operación de Paz y Estabilización en Venezuela, representa el mayor desafío para Occidente, con sus riesgos y costos asociados. Este reto se justifica y se hace impostergable ante las consecuencias devastadoras que tendría para la seguridad hemisférica mantener a un régimen criminal que cada día avanza en su propósito de socavar las democracias y las sociedades libres».

Visionaria y con la claridad que el caso requiere, la referida líder ha dicho con esto que: «Para cumplir estos objetivos, y considerando que la OPE depende principalmente de la fuerza ciudadana, apalancada en nuestra organización política, se hace necesario que sea esta la que movilice y conduzca toda la energía, los pronunciamientos, la denuncia de la emergencia humanitaria compleja, los proyectos de país, entre otras cosas, hacia el logro de nuestras metas».

De tal manera que la naturaleza compleja del fenómeno que ha venido destruyendo a Venezuela, exige de la conciencia que la mayoría ciudadana tenga del mismo, asunto que debe conducir al plan de acción requerido a la altura de las graves circunstancias que atraviesa la nación. Para esto, la OPE se alza como un proyecto viable, considerando que las propuestas y ejecutorias que hasta el momento han sido implementadas por el liderazgo pseudo opositor, solo han conducido a que muchos de estos se hayan acomodado a los intereses del régimen consistente en su perpetuación en el poder para mayor desgracia nacional. Es tiempo.

 

Asdrubal Romero Silva

Secretario político municipal – DEM Barinas

@AsdrubalRomer16