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Durante muchos años he sido docente, gran parte de mi formación la he dedicado a enseñar, sin embargo, no es mi fuerte, siempre he comulgado con la administración, y con lo organizacional. Pero antes del COVID-19, el poseer experiencia y conocimiento para estar a la cabeza de una institución educativa, ya no hacía falta, al menos eso se demostró en los últimos años de educación adoctrinada,  el significado “administrar”,  se llegó a llevar  “sobre la marcha”, con la “improvisación” a la vanguardia.  Ya las decisiones y el conocimiento en el manejo administrativo,  lamentablemente,  no respondían a las necesidades inherentes a los planteles,  no había estímulo, ni motivación en las organizaciones; perdieron su el horizonte, ya no importaba lo académico. 

Bastaba con un “perfil político” para que te montaras de una, en un cargo directivo, porque se llegaba a confundir tanto el conocimiento administrativo, que se enredaban “políticas educativas” con “ser político o militante” ¿Qué tal?

Ahora bien, el rol del docente directivo, en tiempos de cuarentena por prevención de contagio del COVID-19 está más que claro, se deben adecuar prácticas pedagógicas a la virtualidad o el trabajo desde el hogar. De porrazo pasamos de docentes con diversos grados de innovación pedagógica y tecnológica, a ser, en muchos casos, prácticamente estudiantes avanzados de tecno pedagogía. 

La rutina se tornó diferente y ahora, frente a una pantalla, con la mirada puesta en una planificación reformada, proponemos actividades, realizamos videoconferencias, habilitamos foros, administramos plataformas, generamos y recomendamos distintos materiales audiovisuales, suponiendo en el mejor de los escenarios para nuestros estudiantes, y con sarcasmo e ironías, el directivo  podrá acceder  a Internet. 

Esto nos indica que estamos frente a “otra cara en una paradoja” la improvisación en educación nos deja cada vez más huérfanos de la “mística” y del “estímulo” porque vemos desfilar la desidia y el abandono académico, la apatía,  la indolencia, el desinterés de quienes, otrora, rendíamos respeto, obediencia y calidad de servicio a quienes por su experiencia,  habilidades y conocimientos, nos superaban en un cargo directivo, solíamos aprender y forjar nuestras experiencias con su práctica. Pero estas cualidades y perfil de un directivo, quedaron en la posteridad, solo basta ahora “saber improvisar”.

Pero qué ocurre con el directivo actualmente,  otrora, de aquel que se fraccionaba para sus tareas, acostumbraba  a reunirse con diferentes miembros de la comunidad,  soportaba el peso de cientos de trámites y papeles para ser consignados en la Zona Educativa,  acompañaba a equipos docentes y de orientación, estudiantes  y padres. Sólo por mencionar algunas de las múltiples y diversas tareas en tiempos de educación presencial.

Ahora, los directivos de planteles son los primeros en afrontar la noticia de suspensión de clases, pero… ¿Estarían estos directivos acostumbrados a trabajar en redes? 

En líneas generales, el directivo docente, y con múltiples variantes y la experiencia en casos de emergencia, modalidad y contexto de la institución educativa, las acciones llevadas a cabo, por un directivo actualmente, me imagino que fueron algo  así: Diagnóstico situacional de estudiantes, docentes, personal en general, contexto institucional, nivel de pertinencia, y por allí comenzó todo.

 En pocas palabras, EL ROL DEL DOCENTE DIRECTIVO CAMBIÓ DE FORMA DRÁSTICA. Conseguir estos fines anteriormente  señalados,  admitía un replanteamiento fundamental y una serie de cambios, no era un cambio de “estilo”. Actualmente, muchas instituciones educativas  poseen grandes profesionales, con altos conocimientos (incluso tecnológicamente) en las formas administrativas y organizacionales, pero están en  un “rincón” como subutilizados porque sus funciones están, por debajo de sus conocimientos y habilidades. 

Sería conveniente, mejorar la condición salarial del Docente, por supuesto, y que se les ofreciese la oportunidad, como directivos, para que desarrollen esa habilidad tecno pedagógica para beneficio de los planteles como organización.

 

Mireya Segovia
@VenteMerida