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(Bogotá.14/01/2021) Disculpen la inmodestia, pero Vente Venezuela es el único partido venezolano que se ha tomado con mucha seriedad el problema de las universidades venezolanas.  Ha sido fácil para muchos, vociferar sobre la defensa de la autonomía venezolana y más nada, mientras que mi partido, en el marco de la Fracción 16 de Julio y con presencia real en nuestras casas de estudios ha dado testimonio de preocupación verdadera.

Hemos denunciado a situación más allá de las consignas habituales, develando y detallando aspectos que están ocultos o medio-ocultos para la opinión pública;  ha defendido la autonomía universitaria, planteando alternativas electorales con apego al artículo 109 constitucional; ha apuntado a quienes, desde la propia comunidad universitaria, tienen vocación para la cohabitación y compromisos severos con el régimen; ha propuesto sendos proyectos, como la Ley Orgánica de Universidades, la de Defensa de la Autonomía Universitaria y la de Simplificación de los Procesos Electorales en las Universidades; y, desgraciadamente, la usurpación se ha impuesto, fulminando a la universidad en Venezolana, a pesar de nuestras advertencias que, desde 2018 hasta el presente, años por año, mes por mes, hemos hecho.

Es duro lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en las universidades públicas, pero suele olvidarse, como lo hemos dicho a viva voz en las sesiones plenarias de la Asamblea Nacional, que están en cola as universidades privadas.  Y, aunque gozan de la libertad de cátedra, debiendo gozar también de autonomía, dependen de los caprichos, ocurrencias, arbitrariedades del régimen. Recientemente, les congelaron la matricula en un contexto hiperinflacionario, porque una vulgar asfixia – la mecánica – es la que les desean aplicar. Y, al aplicarlas, asfixiar, neutralizar y liquidar a las clases medias que pueden accederlas. Porque el propósito definitivo es conducirnos hacia una sociedad de analfabetas, incapaces de pensar. Así de simple.

Las universidades privadas, cumplieron un importante rol en el país y les espera otro muy superior en un futuro cercano. Coadyuvaron a la expansión educativa en Venezuela y, al competir, incluso, entre ellas, elevaron la calidad de la oferta como nunca antes se había visto. Y son las que medio quedan en pie, ante el desastre deliberado, ocasionado por la usurpación, en las universidades públicas. Van por ella, las privadas, pero – es lo que sentimos – no les dará tiempo de acabarlas.

Juan Pablo García