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La creatividad humana a lo largo de la historia ha sido sorprendente para equiparar fuerzas, quizás desarrollar la posibilidad de defenderse y sobre todo, para establecer un mecanismo de expresión del universo complejo que lleva cada persona en su mente, manifestar sus necesidades y la inmensa forma de elaboración de ideas.

Paradójicamente, para comprender esta creatividad en la historia, sirva un arma antigua: La Ballesta, cuyos orígenes se remonta a las etapas del Imperio Romano, la edad media europea y más atrás cronológicamente hablando, en un territorio que ahora corresponde a China. Algunos pudieran referirse a la ballesta como el arma de los cobardes, porque los combatientes no tenían el riesgo de luchar cuerpo a cuerpo con el enemigo. Otros, explican el equilibrio alcanzado por “guerreros” debilitados físicamente, que no podían hacer frente a ejércitos con sujetos más fornidos; y para los romanos, caracterizados por su practicidad y eficiencia, aniquilar más rápido y en mayor magnitud a sus enemigos.

Los siglos XIV y XV fueron determinantes para un trascendental vuelco a la sociedad: la aparición de la imprenta, las armas de fuego y la inquisición; al parecer una amalgama inadvertida entre persuasión y disuasión, la comunicación y la violencia. La imprenta como medio para transmitir las ideas, reproducía masivamente textos e imágenes; aun así el poder de fuego y la barbarie de la actividad inquisitorial hacían estragos: libertad y censura. Quizás algo de lo anterior permanezca en la forma de mediar o resolver los conflictos. La guerra permanece como opción cuando se agotan otros recursos.

En relación a nuestra época, con más y mejores medios de comunicación, la difusión de ideas, puntos de vista y anécdotas, han equiparado a la sociedad en su capacidad y velocidad de informarse y la discusión abierta. Sin embargo, el otro elemento permanece intacto; este es, el de desaparecer al oponente a toda costa para imponer un punto de vista único. No se podía imaginar que una fuerza algo etérea, sin bases de argumentación, ni creativa, obtendría preponderancia: la censura; lo cual lleva a pensar, que no era precisamente La Ballesta el arma de los cobardes.

 

@abrahamsequeda