Venezuela está inmersa en la peor crisis social, económica y política de su historia.
Social, por el degrado acelerado que hay en la población, donde los nuevos ‘influencers’ de las redes sociales publicitan la delincuencia, la viveza y lo peor del hombre nuevo del sigo XXI; donde los jóvenes de todo el país luchan día tras día contra la inseguridad de las calles, contra el desagrado por la meritocracia, el racismo intelectual y la mediocridad de quienes detentan algún tipo de ‘autoridad’.
Económica, debido al grave deterioro del poder adquisitivo de la mayoría de los venezolanos, que sobreviven gracias al apoyo que reciben de parte de sus familiares en el ‘exilio obligado’, o que planean reunirse con sus familiares fuera del país y comenzar una nueva vida.
Político, porque es verdad que este es el régimen más corrupto y delincuente de toda la historia de Venezuela… Pero qué decimos de la oposición representada por la cúpula partidaria del casi en ruinas G4, de Primero Justicia y Venezuela después, Acción Democrática pero más acción comunista, Un Nuevo Tiempo para delinquir y Voluntad Popular de los cada vez mas impopulares políticos.
De allí que debemos empezar a preguntarnos si en verdad tiene sentido lógico y fundamentado lo que se ha venido haciendo desde la política exterior de Occidente hacia el régimen de Venezuela.
¿Tuvo sentido sancionar embarcaciones, prohibir negocios entre particulares, restringir operaciones en divisas y otras tantas estrategias? ¿En verdad tuvo sentido hacer eso en un país donde los políticos ‘opositores’ al régimen tienen una vida nada despreciable con cómodas retribuciones económicas, anillos grotescos de seguridad, vehículos del año, propiedades en lujosas urbanizaciones de las mejores zonas del país? A saber cuándo serán auditables todas las fortunas desproporcionadas de estos pintorescos personajes.
¿Alguna oposición seria y responsable de la historia que haya derrocado un régimen, recibió cuotas de poder o alguna regalía por parte de la tiranía que contrariaban? No, no lo recibieron. Pero esta oposición, ha recibido mucho más que eso.
Si esta mal llamada oposición’ que vergonzosamente representa al país ante la opinión pública internacional, conociera límites de dignidad, valor de lucha, honestidad, moralidad y ética, tendrían sentido todas las presiones necesarias desde la política exterior hacia el régimen. Pero no es así, no conocen esos límites, solo conocen de beneficios económicos personales.
El G4 es una oposición tarifada para marear con mentiras a una población cada vez más decepcionada; una oposición para convocar a marchas absurdas con horas de inicio y final; una oposición para hacer huelgas simbólicas y protestas ‘creativas’ que solo demostraban cuan ridículos y miserables eran; una oposición que ha entregado y traicionado toda iniciativa insurreccional para apresurar la caída del régimen.
No tiene sentido ninguna medida de presión exterior, si dentro del país estos sátrapas negocian su permanencia en el ruedo político como ‘oposición oficial’ a cambio de secuestrar por todo el tiempo que puedan nuestra libertad.
Yhunior Andrades
Afiliado Vente España
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