Esta semana nuestro país muestra indicios de incertidumbre respecto al inicio del proceso de vacunación a los venezolanos por parte de la tiranía mafiosa, y con la que se pretende contrarrestar la marejada de golpes originadas por un virus (a mi parecer planificado) que ha destruido la normalidad de la rutina a nivel mundial.
Pero en nuestra Venezuela hace presencia un virus que desde sus inicios, en aquel año 98 ha mostrado indicios de arrinconar la vida de cada venezolano. Este es un patógeno peligroso que impone síntomas que ya en muchos otros textos he mencionado, pero son la zozobra, la desesperanza y sobretodo la angustia los que más relucen en dónde este mal ha llegado.
Este virus no solo se caracteriza por la peligrosidad de su naturaleza, si no también porque de manera sigilosa se va volviendo contagioso, en silencio y sin darnos cuenta, se adentra poco a poco en las principales bases de la sociedad, debilitando la justicia y los principales poderes públicos que posee el Estado; esta -sin dudas- es una patología a la que jamás se le tiembla el pulso para quebrantar la estabilidad de nuestras naciones.
Insisto una vez más en esta premisa: Venezuela en el presente necesita urgentemente una vacuna, una que nos permita liberarnos completamente de esta calamidad, una vacuna que fortalezca nuestras defensas como República, donde se llene de fuerzas nuestro sistema de gobierno debilitado. Negar la importancia de una cura a lo que vivimos, es mera necedad, lo que hoy necesita nuestra tierra es una fuerza liberadora, férrrea y recia, decisiva para arrebatar cada espacio infectado por este virus tan letal.
Solo la conquista de la libertad nos permitirá dejar atrás una estela de sufrimiento y caos, esta sin dudas es la única herramienta que nos llevará a vivir en gloria, lejos por supuesto de aquellas ataduras del flagelo que hoy nos tiene amordazados.
Renzo José Meza
Licenciado en Contaduría Pública
Secretario Político Estadal de Vente Barinas
@RenzoJMeza