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Desde los 13 años he sabido lo que es andar sola, andar en autobús y caminar las calles de Maracay, desde muy pequeña siempre he sido independiente y perseverante con los objetivos que me trazaba, para los cuales en muchos tenía que ser valiente y asumir retos enormes.

Hoy soy una universitaria no muy distinta a la adolescente que fui, hago vida en una casa de estudio en medio de una carretera donde no existe más allá que soledad y tintos verdes a su alrededor además no muy cerca de donde resido, que afronta las problemáticas del país día a día en la forma en que puede como lo hacemos todos comúnmente.

A veces salir de clases en el último bloque académico es todo un dilema con el transporte ya que entendiendo la situación de Venezuela se le suma el hecho de que por acá solo atraviesa una ruta que va del estado Carabobo hasta el terminal de Maracay, cosa que implica esperar aproximadamente una hora por transporte público. Sin embargo, yo a lo largo de cuatro años puedo decir que me encontrado con personas que aún conservan sus valores y principios intactos de la sociedad venezolana original y no pudiese cuantificar las infinidades de «colas» que me han dado desde la universidad hasta lugares céntricos y puedo decir nunca me he sentido amenazada ni atemorizada.

Lamento profundamente que existan mujeres que no hayan corrido con la misma suerte que yo, que hayan tenido que pasar por situaciones donde se vea afectada su integridad física y psicológica. Además rechazo en gran medida cualquier abuso que se propicie en contra de nosotras, abusos que muchas veces también son generados por otras mujeres.

Hay piropos callejeros que están sobrevalorados y exceden el margen del respeto, las palabras también agreden y generan temor, nadie merece sentirse así solo por caminar por la acera sin compañía alguna. Nosotras deberíamos poder desenvolvernos con toda libertad en nuestro día a día y aun no podemos en muchos ámbitos, pero también es nuestro trabajo hacer esto posible.

Ser mujer no debe ser símbolo de fragilidad ni de sumisión, al contrario, ser mujer debe ser un icono del empoderamiento y para eso debemos ser valientes, debemos alzar la voz y demostrar que somos capaces de muchas cosas sin pedir privilegio alguno.

Mujeres, demostremos que somos una guerreras. ¡Feliz día!