En la historia de cada país llega un momento en el que la crisis empuja el surgimiento de una propuesta política para remover los cimientos del sistema, pasó en Colombia con la llegada del presidente Álvaro Uribe al que muchos admiramos por su trayectoria y gestión ejemplar. Pero también pasó en Venezuela y la llegada del régimen chavista.
21 años después están los resultados terribles sobre la sociedad de mi país a la vista, ahora vale la pena preguntarse por qué la clase política previa al 98 no generó cambios de fondo para evitar la catástrofe.
No hubo disposición para generar reformas en el marco de la institucionalidad vigente en el tiempo adecuado y por tanto le abrieron las puertas a un proceso político sin precedentes que degeneró en un sistema de mafias brutal y corrupto a más no poder.
Hoy Nayib Bukele es criticado por algunos y amado por otros, logró capitalizar el descontento de sus ciudadanos y en el marco de la institucionalidad vigente está motorizando reformas importantes avaladas por la nueva mayoría parlamentaria de su partido político.
Sin duda su forma es disruptiva, con estilo irreverente, cosa que nos genera ruido por nuestra experiencia, sin embargo espero lo mejor para los salvadoreños, Dios quiera prive siempre el sentido común y el respeto a los valores democráticos.
En estos momentos es determinante el apego a la ley, al marco jurídico existente y sobre todo a los derechos humanos, creo finalmente que estos factores entre otros hacen la diferencia entre un proceso de reformas profundas y necesarias y el establecimiento de una tiranía.
Carlos Bastardo
Coordinador de Organización Vente Monagas.
Diputado a la AN.
Miembro de la fracción 16J.