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Existe una creencia de que los controles de precios son mecanismos eficientes para detener la inflación, eso de los precios justos es tan atractivo, que incluso para personas de cierto nivel académico es lo que se debe aplicar. Sin embargo, la historia está llena de ejemplos y, al contrario de los resultados esperados, se generaron una serie de complicaciones más graves que acentuaron el problema.

Es decir, es una medida contraproducente con la que lo que se logra basicamente es: agotar la oferta por un exceso de demanda y por lo tanto, se produce escasez y desabastecimiento; fomentar la aparición de mercados negros (llámese bachaqueo y acaparamiento) y por supuesto, desestimula la inversión.

Esta estrategia la ha utilizado el socialismo del siglo 21 casi desde el principio de su mandato, y a pesar de los nefastos resultados, es una medida que se sigue implementando y es vista como una posible solución ante situaciones que se generan en la economía y que simplemente son resultados de la lógica del mercado.

En Camaguán, por ejemplo, se presentó un conflicto con el precio del queso, los productores trancaron la vía que conduce hacia el puerto carrizalero (puerto donde se compra y se vende queso), ellos alegaban que el precio del queso era muy bajo y que por lo tanto se les debe cancelar un precio mayor. Los caveros alegaban que no lo podían pagar porque en otras partes donde se comercializa dicho producto se estaba cotizando a un valor sumamente inferior al que ellos proponían, esta situación es algo digna de replay, aunque no lo crea, o como dijo un amigo: “esto es cosa de libros”, los productores protestaron porque los caveros no le compraron el queso, increíble.

Realmente se debe abrir una cátedra exclusiva en las mejores universidades del mundo donde se estudie exclusivamente “la economía venezolana en tiempos de la revolución chavista”,  y lo más impresionante aun es que autoridades civiles y militares auparon esa conducta y además su único argumento fue que se le debía pagar un precio justo porque de lo contrario, los productores trabajaban a pérdida. Estos funcionarios fueron catalogados como héroes porque estaban apoyando a los productores. Debo resaltar el testimonio de José Gregorio “tacho” Mota, quien trabaja en ese puerto como caletero, él se acercó a esas autoridades, tanto militares como políticos y les dijo algo así: “ustedes se enredan porque quieren, cuando vienen pocos caveros el precio baja, pero cuando vienen bastante el precio sube”. Claramente, este señor humilde y trabajador les estaba dando una lección a estos burócratas: sencillamente les estaba dando una clase gratis de economía.

Lo que “Tacho” les mencionó fue la ley de la oferta y la demanda, que básicamente señala que cuando la demanda sube, aumentan los precios, y cuando baja, lógicamente bajan los precios. Igual no le prestaron atención, por lo tanto, algunos caveros se fueron, pasaron las horas y al final del día, los productores tuvieron que vender al precio que establecieron los caveros que se quedaron por el temor de no tener quien les compre. Al final no se logró lo que los productores y burócratas socialistas querían: “precios justos”

La lógica del mercado no responde a caprichos, ideas obsoletas e incluso a la benevolencia y buenas intenciones de productores que creen erróneamente en los controles. Es por eso que el testimonio de «Tacho» es importante y se debe resaltar conductas similares. Igualmente, debemos tener en cuenta que cuando el Estado decide controlar precios estamos frente a una típica medida intervencionista, socialista, coercitivas y violenta que origina resultados como el señalado con el precio del queso.

En conclusión, aunque la historia económica mundial ha demostrado que los controles de precios son negativos, sigue siendo atractivo para los gobiernos como política que genera falsas expectativas para bajar los niveles inflacionarios. Una vez obtenidos los resultados previsibles los gobierno apelan a la retorica acostumbrada, y es la de cilpar a los empresarios, al imperio, incluso han culpado al ciudadano con aquello de “nos estamos matando nosotros mismos”. Sin duda, la intervención estatal, el populismo, el socialismo, los controles de precios son el problema.  Jose Gregorio “ Tacho” Mota lo dijo a su manera, en el libre mercado está la respuesta.

Julio Pérez
Coordinador de Vente Venezuela en Camaguán, en el estado Guárico