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Se derrumba la franquicia, la crisis económica también afecta a los delincuentes, cada quien necesita de un pedazo más grande del pastel para poder mantenerse en el negocio, sino pregúntenle al Gentil que no quiso subordinarse a la voluntad de sus otros socios. De la gerencia mayor salió la orden de hacerse cargo de la rebelión y fracasó; desde entonces, hace aguas el liderazgo de la franquicia, un plan de paz, armisticio, una cabeza, la de Santrich. Ya antes habían sacrificado al Chiche Smith y no fue suficiente, El Gentil se queda con Apure y ahora negocia en calidad de iguales con Iván. 8 secuestrados recuperan su libertad, gesto amistoso de buena voluntad con El Padrino que ahora tiene algo que mostrarle a la sociedad, algo distinto y equidistante al fracaso de su campaña militar, por eso hablan de rescate sin ofrecer pruebas.

Pero no sólo en la frontera sur está haciendo aguas la franquicia, ahora Falcón tiene nuevo gerente que ahora tiene el ABC del mar Caribe a su disposición. La frontera occidental está hipotecada, allí solo operan los franquiciados. La presencia del Estado es simplemente pura utilería, parte del decorado que pretende hacer creer que existe una unidad político-territorial llamada Venezuela. Una importante periodista predice una declaratoria de independencia -algo innecesario-, ya ellos son independientes y quizás no le estén reportando nada al dueño de la franquicia, si algo mantiene cohesionado al parapeto de país son los ineficientes servicios públicos, hay más unidad en el sistema interconectado nacional de la energía eléctrica que la ideología en los franquiciados. Es inútil hablar de independencia cuando recibo energía eléctrica muy mala, pero gratis.

El tren se descarriló, empezó en Aragua pero hay vagones causando destrozos en el Perú, otro vagón se estrelló contra una cárcel en Brasil y otro tren en el Guárico les hizo cara a los esbirros del patrón de la franquicia. En Sucre de San Juan de las Galdonas para adelante es realmente ir hacia atrás, cada quien viaja a su suerte y a su riesgo. No hablemos de Caracas no vaya a ser que empiecen a silbar otra vez los proyectiles atravesando la autopista.

En mi ciudad todas las franquicias quebraron, pero esas vendían pollo frito, ensaladas, hamburguesas, sandwiches con pan de orégano; no es que sea consuelo, pero al menos oficialmente yo no estoy quebrado. La otra franquicia sigue creciendo, ampliando su mercado, tiene una oficina en San Vicente con un aviso que corresponde a una base de misiones. A ciencia cierta, nadie sabe quién es el jefe máximo, pero se sospecha que se sienta en la misma mesa con el patrón de las franquicias. Pobre patrón que ya ni lo respetan, pero no sé confundan, él no tiene intención de renunciar, está atornillado más que nunca en su cargo, el detalle es que la franquicia se le derrumba porque los tienderos se están independizando y en el libro contable tacharon para siempre el impuesto o royalty de la marca «Revolución».