Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

Solemos describir la realidad en cuanto corrupción en Venezuela como algo ajeno y lejano, como algo que no nos toca, solemos pensar en la corrupción como algo que nunca haremos y más aún como algo contra lo que luchamos. Quizás como individuo esto es válido y real muchos lo intentamos y luchamos contra ella pero ¿Cuántos más se prestan? no solo en los niveles más altos sino en los más pequeños actos de corrupción, mucho menos notable, mucho menos auditables pero reales.

En cuanto vemos el último informe de Transparencia Internacional notamos que entre 180 que aparecen en ese ranking de índice de lucha contra la corrupción Venezuela se sitúa el número 176 solamente por encima de países como Somaliay otros estados, ver a nosotros tan cercanos a ellospunteando en la región, me hace meditar en que los niveles de corrupción no sólo están en los más altos cargos, dónde es muy fácil luchar contra ellos pues son muy notables más bien los ambientes de corrupción aquí han bajado hasta los niveles más sencillos, más normales, más cercanos desde el Presidente o ministro hasta aquel que revende alguna ayuda social e incluso a ti o a mi qué podemos ¿Qué sé yo? Comprar una bombona de gas al bachaquero, los niveles de corrupción en Venezuela son casi generalizados y en los niveles más individuales y es en este espacio dónde me permito la licencia de preguntar ¿Qué estamos haciendo en contra de la corrupción? ¿ante una estafa por pequeña o grande que sea cómo me portaría? es un ejercicio que debemos hacer porque como dice el cantante estadounidense de folk Joan Báez: “Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella». Y es que es así, no se trata tanto de atacarla fuera, sino ¿cuánto la corrupción se nos ha impregnado? Y ¿qué estamos dispuesto a cambiar para eliminarla de nuestro quehacer diario? ¿En nuestro cotidiano andar somos seres correctos o incorrectos?

El objetivismo es la corriente filosófica que me gusta seguir y esta enseña justamente eso, no hay puntos grises en la vida, sino blancos o negros, quien te habla de Pragmatismos frente a la corrupción, ya ha sido corrompido; quien te propone negociar frente a algo innegociable ya está corrompido; aquel que mira a un lado y dice «eso lo hace todo el mundo”, ya está corrompido. Venezuela tiene sus altos niveles de corrupción porque ha separado su hacer de su deber y poco a poco nos vamos viendo como un país de fragmentos, como un jarrón que se ha caído y que sus partes no están dispuestas a ponerse de acuerdo sin primero sopesar cuál es su opción más rentable, son lamentables las inmensas implicaciones que este tipo de sociedad que hemos creado va a tener para nuestro futuro y el de nuestros hijos, un país altamente costoso no sólo en lo económico, sino el sostenimiento moral, en recrear la ciudadanía, en abrir los espacios, en democratizar el acceso a cada uno de los datos para poder ser fácilmente auditables por cualquier ciudadano. Es una tarea que no podemos dejar a un lado una vez podamos sacar a la raíz del problema, a la matriz de corrupción, al creador de los males actuales, a este estado criminal y corrupto en todas sus áreas y en todos sus aspectos.

Nos queda por delante un camino de acción, un camino de cambios y esto va más allá de los principios meramente ideológico, sino más bien de los rasgos humanos que debemos tener; la solvencia moral, la capacidad de transformar nuestro esfuerzo en la capacidad de mejorar, de ser superiores, de cambiar, de no temer a qué otro conozca lo que hacemos. También por empezar a ver la política no como una forma de establecer riqueza, sino como un trabajo digno y servil, un correcto nivel entre buen desarrollo de la política y el bienestar de los ciudadanos, es necesario transformar antes que todo eso cada aspecto de nuestra vida en una pequeña reserva del tesoro moral de nuestra patria. Seamos libres, seamos abiertos seamos distintos. Superemos los males del pasado y empecemos a corregir en nosotros mismos grandes fallas históricas que nos han enseñado a gobernar mal, a pensar mal de todo y empecemos a ser más transparentes porque el verdadero cambio de la corrupción del país pasa si por encarar alcorrupto y por dar justicia al defraudado pero más aún pasa por cambiar nosotros las actitudes y esa viveza criolla que nos ha hecho tanto daño y nos ha hecho ver repudio entre nosotros mismos, fragmentación sí la hay, pero vamos a reconstruir este jarrón, vamos a levantar sus piezas, vamos a pegarlas y desechar las que ya no sirven para hacer un jarrón nuevo más bonito, con grietas pero rellenas de moralidad, de ética y de los valores que una vez nos identificaron y que hay que devolvérselos a cada uno de los niños que hoy tienen la oportunidad de construir un nuevo país junto a nosotros.

El cambio que nos espera no es de esta generación nada más, es de muchas que aún faltan, es de cambio a futuro y de pensar en un país no de lo inmediato, no de lo que nos convenga nosotros nada más sino un país donde todos tengamos la capacidad de aportar el capital de nuestros talentos, nuestras ideas, también nuestros ojos para verificar las cosas nuestras, nuestras capacidades intelectuales y mucho más, ese país pasa por la transparencia, por el cristal de la verdad y de la objetividad. No olvidemos nunca ese papel que nos toca como ciudadanos de hacer a otros cada día más grandes también, y reforzar este país para evitar que en el futuro se diga ese es un país donde hay muchas ratas que roban y comen mucho, pero también es el país de los ratones que comen poco pero también están sucios.

Juntos lo lograremos y juntos cambiaremos a Venezuela siempre para mejor.