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Todas las universidades públicas han sido sistemáticamente agredidas por este régimen. Con los años, fueron mermando y cediendo. Hasta le queman a la UDO la biblioteca de Cumaná y a la postre pocos se acuerdan. Vuelven leña a las autoridades universitarias de LUZ, reemplazadas por los acólitos y un espeso silencio se siente en el país. Los contratistas de los hermanos Rodríguez siguen a Delcy para allanar tan particularmente a la UCV, reparándola sin que nadie sepa cómo y cuánto. A las universidades privadas les va poco a poco tocando lo suyo y renuncia recientemente el rector de la Unimet, porque el Consejo Superior decidió hacerle carantoñas al régimen que lo sabe deseoso de meterse en el negocio.

De todas las universidades venezolanas, ha destacado la resistencia de la Simón Bolívar, conocida más por su sede de Sartenejas que la del litoral central. Y debo decirlo con nombre y apellido, por el empuje de William Anseume como presidente de la Asociación de Profesores que, ante todo, es un universitario y gremialista a carta cabal. Porque no ha silenciado la situación, sino que la ha denunciado, ofreciendo alternativas. Desde hace cuatro años Anseume reclamó la imposición de un vicerrector ajeno a Sartenejas, que al fallecer el rector titular hace poco, recibió el respaldo de las otras autoridades universitarias para que se quedara presumiéndolo de confianza del madurismo. Inmediatamente, el profesorado exigió las elecciones de acuerdo a la constitución y promovieron los distintos sectores más de diez nombres de catedráticos de la Simón Bolívar para la sustitución. Ocurrió lo predecible: la gente de Nicolás Maduro nombró no sólo al rector, sino que sustituyó a los otros vice-rectores y hará las elecciones el día de San Bambarito: ni las elecciones que manda la Constitución y tampoco las que ideó el TSJ espuriamente hace dos años.

¿Para qué hacerlas si ha tomado el control absoluto de la universidad?

La Universidad Simón Bolívar ha dado una gran lección: no es posible callarse, escurrirse, hacerse el gafo con el inmenso problema que tiene encima. Hay que defenderse, hablar, denunciar y actuar. Por supuesto que no es fácil, nada lo es bajo este régimen comunista y criminal.